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REBUZNOS POLÍTICOS: LA FORMA Y EL FONDO

En este blog solemos manifestar mayor preocupación por cómo se dicen las cosas que por las cosas en sí. Es decir, nos decantamos por la forma antes que por el fondo, que para eso tenemos al idioma, a su estudio y comprensión, como objetivo prioritario. Pero en este caso hemos de hacer una excepción y comentar los rebuznos políticos que hemos escuchado estos días a raíz de la crisis humanitaria que se vive en el Mediterráneo.

Les pongo en antecedentes: desde hace ya demasiados años, el Mare Nostrum se ha convertido en una trampa azul donde mueren decenas de miles de inmigrantes procedentes de África, que quieren alcanzar como sea las costas europeas. Los países ribereños de la Unión, en vez de sentarse a discutir qué hacer y cómo acoger a los desvalidos que llegan y seguirán llegando, así como de tratar de mejorar sus condiciones de vida en sus respectivos países para que no tengan que echarse a la mar en su desesperanza, conciben ideas peregrinas, parciales e ineficaces con las que tratan de parchear este enorme problema. Hasta aquí lo que ha venido siendo, lo que hemos visto, no sin perplejidad, disgusto y tristeza, hasta ahora.

La clase política en su conjunto –y permítanme una opinión personal- está compuesta por gente de todo tipo, aunque esta profesión, actualmente denostada hasta extremos desconocidos, repela cada vez más a los individuos brillantes, a los más capaces y formados. En su lugar, tipos grises tirando a marengos ocupan poltronas que merecerían sin duda otros culos más idóneos para amoldarse a la alta responsabilidad cuyo peso han de soportar. Y cuando más falta hacen propuestas imaginativas y audaces, cuanto mayores y más graves son los problemas a los que nos enfrentamos –como es éste de la inmigración y sus consecuencias fatales frente a nuestras costas- más esperpénticas resultan las ideas fecales que expelen estos culos políticos apoltronados en Europa. “La UE plantea atacar a las mafias de la inmigración bombardeando sus barcos antes de la partida” La Sexta Noticias 23/04/2015. Traduzco el disparate: Bombardeamos los barcos o donde quiera que puedan viajar los inmigrantes y asunto concluido.

Por cierto, es muy sencillo distinguir las embarcaciones de las mafias, sobre todo desde el aire, pues llevan serigrafiadas sin excepción la calavera con las dos tibias cruzadas en grandes dimensiones, para que no haya errores. Si, además, alguien las usa para pescar o para cualquier otro menester, que se lo hubieran pensado antes de tener una embarcación amarrada en la costa africana, que hubieran elegido Puerto Banús que tampoco les queda tan lejos.

Los europeos culos pensantes han anunciado estas surrealistas intenciones a bombo y platillo, y se quedan más anchos que largos. Lanzamos misiles contra embarcaciones civiles desde el cielo y todos contentos. De hecho, la única discrepancia, el único reparo manifestado, estriba en la forma, no en el fondo.

Me explico: aunque la mayoría de nuestros representantes acordara que lo ideal para bombardear no se sabe muy bien qué, pero que flote y se halle en la otra orilla, es un ejército de drones (aviones no tripulados), una minoría discrepa por motivos logísticos (sólo un par de países en la Unión disponen en la actualidad de dichos engendros militares). Ahí radican las desavenencias, y en torno a ese punto encontramos posturas enfrentadas, no me lo estoy inventando: drones sí, drones no, he ahí la cuestión.

Entonces, al comprobar que no se trata de una broma, de mal gusto por cierto, uno se queda aturdido y acongojado, y piensa: ¿Estamos gobernados por idiotas, por decirlo de una manera suave, o los idiotas somos nosotros que permitimos que nos traten como tales? ¿Nadie alza la voz cuando escucha estos disparates? ¿A esa gente le pagamos el sueldo para que tome decisiones que afectan a nuestras vidas? ¿Nos hemos vuelto locos, o acaso creemos que pensando con el culo se soluciona algo?

Javier García-Egocheaga Vergara
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