¿MÉXICO?
Hace un par de días, la Real Academia Española (RAE), comunicaba a través de la red social Twitter que, en el caso de Méjico, “son válidas las grafías «México» (preferida) y «Méjico» (en desuso). Las dos se pronuncian igual: [méjiko]”.
La Academia puede preferir México a Méjico: faltaría más. Aquí no vale ponerse más papistas que el Papa, y en este barco lleno de patrones no mandan marineros, eso está claro. Pero afirmar que “Méjico” está en desuso no es correcto, al menos, en España, y cabría pedir mayor rigor a la RAE a la hora de expresarse.
Bien es cierto que, desde determinadas instancias y en numerosas ocasiones, muchos han acusado a la RAE de anteponer con demasiada frecuencia el castellano de España al de la comunidad latinoamericana. Mas eso no justifica que el péndulo se sitúe en el extremo contrario, y más con un tema controvertido que, a juzgar por las reacciones que suscita, está todavía en carne viva. Me explico:
A día de hoy, muchos mejicanos detestan la grafía “Méjico”, porque la humilde “J” les lleva a pensar -no sé muy bien con qué fundamento- que se adultera el nombre de su país, en una especie de injerencia lingüística por parte de España que les retrotrae a la época colonial. Es decir, que, por el simple hecho de escribir “Méjico”, se está poco menos que menoscabando la identidad nacional del actual estado azteca. Y pese a que pueda sonar un tanto delirante, esta opinión, aunque con distintos matices, es compartida por demasiados mejicanos, así como por otros muchos hispanohablantes.
¿Por qué escrito con “J” les resulta casi como denigrar el nombre de su patria reduciéndola a un territorio colonial? Lo ignoro. Como tampoco alcanzo a comprender en toda su extensión el portentoso alcance de lo que ha dado en llamarse la “Leyenda Negra”, que todavía hace que muchos hispanoamericanos encuentren en un imperio del S.XVI la razón de la mayoría de los males que afligen a sus actuales países.
El caso es que “Méjico” es la forma moderna de designar a “México” en castellano, nada más. La forma original y la que se usó hasta el S.XVIII, fue “México”, con “X”, hasta que, hace un par de siglos, aparece y luego se consolida la “J”, con la evolución fonética que sustituye a la “X” del castellano antiguo.
No obstante, como otros topónimos, México también ha conservado su “X”, aunque para el español, poco dado ya a las antiguas consonantes sibilantes de reminiscencias medievales, la forma más lógica de escribirlo sea con la moderna “J”, tal y como lo pronuncia.
¿Y entonces, por qué de vez en cuando oímos “México”, con una marcada “X”, cuando es algo que, fonéticamente, nos resulta extraño, difícil y, además, la RAE indica que es incorrecto?
Pues, sin duda, por mor de una supuesta “corrección política”, dado que, para muchos desinformados, como indicábamos al principio, “Méjico” -con “J”- les parece arcaico, imperialista, y demás disparates por el estilo. De ahí la forzada pronunciación con “X”, para reivindicar no se sabe muy bien qué. En todo caso, ignorancia prístina, pues esa “X” en Méjico la pronuncian asimismo como “J”.
Y para terminar, y de la misma forma que nadie en España pretende que los mejicanos -o cualquier otro hablante- escriba Méjico o México, sino como les dé la real gana, nadie en nuestro país hermano debería ofenderse por el hecho de que aquí, en Europa, la mayoría escriba “Méjico”, acorde, ya digo, con la evolución del castellano, el reemplazo de la “X” por la “J” y la natural inclinación por aproximar la ortografía a la fonética.
JAVIER GARCÍA-EGOCHEAGA VERGARA