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ACERTAR DE CHIRIPA

Los periodistas, que tan proclives son a ensañarse con el idioma, aciertan en ocasiones (contadas, todo hay que decirlo) cuando se sacan de la manga expresiones recién paridas, palabras de nuevo cuño o pintorescos significados para las ya existentes. A veces incluso nos abruman con inesperados hallazgos lingüísticos, como el de aquel plumilla deportivo que proclamaba que el padre de un futbolista era “su más efervescente seguidor”. No puedo menos que regocijarme imaginando al orgulloso progenitor deshecho y burbujeante ante la contemplación de su vástago pegándole patadas a un balón. Una figura retórica a la altura del más refulgente poeta surrealista.

Pero también, entre tanto tiro errado y tanta pólvora quemada, de pura chiripa, estos profesionales pueden contribuir a mejorar el empleo de nuestra lengua recuperando un término olvidado o una acepción del mismo en desuso, como es el caso de remover en el sentido de eliminar. Por supuesto que, con esta excepción de los que, como decimos, lo emplean como equivalente en castellano del remove inglés, ningún español contemporáneo utiliza el verbo remover si quiere decir que se va a deshacer de algo o de alguien. Por ejemplo, si de niño mi madre me pedía que removiera bien el colacao para que no quedasen grumos en la leche, a mí no se me ocurría apartar con cuidado el polvo de cacao para tirarlo a la basura, porque, en tal caso, la secuencia lógica habría sido la siguiente:

1-    Mi señora madre me hubiera mirado con los ojos como platos durante un largo segundo (algunos seres que pululan por los medios de comunicación han acuñado el término “ojiplático/a”, felizmente ignorado -de momento- por la RAE).

2-    Acto seguido y sin mediar palabra, hubiese sufrido algún castigo físico inmediato, ya fuera cachete, bofetón o colleja, ahí tengo mis dudas.

3-    Por último, hubiera sido interpelado sobre mi comportamiento de modo poco amable, para después añadir: “hijo cada día eres más tonto” o algo semejante.

Ahora vayamos al remove anglosajón. En efecto, comparte etimología –latina- con nuestro remover y su significado se ajusta en varios casos al que dicta el DRAE.

Por tanto, debemos concluir que, pese a las sospechas más que fundadas de que su uso, sobre todo en prensa escrita (“al concejal fulanito le removieron de su silla por corrupto” o “el alcalde removió el último obstáculo para aprobar los presupuestos municipales”), obedezca  mayormente al desconocimiento del castellano en beneficio de un anglicismo o de una mala traducción, lo cierto es que es correcto y quizás de chiripa, sí, pero acierta quien así lo emplea.

Es un asunto que me recuerda a otro similar: el que atañe a la palabra inglesa suburb, que se traduce sistemáticamente a nuestro idioma como suburbio. Hablaremos de ello en una próxima entrega.

Javier García-Egocheaga Vergara

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